viernes, 19 de octubre de 2012

Hay personas que nunca piensan cuanbdo la vida está de por medio...

Sin duda la humanidad está plagada de idiotas, que presumiendo de machos superpoderosos, ponen su apestosa vida en la otra orilla...
Las tres muertes más estúpidas de la historia

No se murió cómo quería

En Francia, Jacques LeFevrier quiso asegurarse de su muerte cuando intentó el suicido. Fue a la cima de un acantilado y se ató un nudo alrededor del cuello con una soga. Amarró el otro extremo de la soga a una roca grande.

Bebió veneno y se incendió la ropa. Hasta trató de dispararse en el último momento. Saltó al precipicio y se disparó al mismo tiempo. La bala no lo tocó pero al pasar cortó la soga sobre él. Libre de la amenaza de ahorcarse, cayó al mar. El repentino zambullido en el agua extinguió las llamas y le hizo vomitar el veneno. Un pescador caritativo lo sacó del agua y lo llevó a un hospital, donde murió… de hipotermia.

Uno detrás del otro

Seis personas se ahogaron mientras trataban de rescatar una gallina, que se había caído en un pozo en el sur de Egipto. Un joven campesino de 18 años fue el primero en bajar al pozo de 20 metros de profundidad. Se ahogó, aparentemente después que la resaca lo sumergió, dijo la policía.

Su hermana y dos hermanos, ninguno de los cuales sabía nadar bien, bajaron uno por uno para tratar de ayudarlo, pero también se ahogaron. Luego llegaron dos campesinos a ayudar, pero también ellos fueron víctimas de la resaca. Los cuerpos de los seis fueron sacados más tarde del pozo de Nazlat Imara, al sur de Cairo. También sacaron a la gallina. Ésta última sobrevivió.

Un macho menos..

Un campesino polaco, Krystof Azninski, podría clasificarse como el hombre más “macho” de Europa, al decapitarse él solo. Azninski, de 30 años, había estado bebiendo con unos amigos, cuando alguién sugirió que se desnudaran y jugaran algunos “juegos de hombres”.

Comenzaron por golpearse unos a otros en la cabeza con palos, pero luego un hombre cogió una sierra mecánica y se cortó la punta del pie. No queriendo quedarse atrás, Azninski tomó la sierra y gritó “¡Miren esto, entonces!” giró la sierra eléctrica hacia su propia cabeza y se la cortó. “Es raro” dijo un compañero “porque cuando era joven, le gustaba ponerse la ropa interior de su hermana. Pero murió como un hombre”.
 

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