martes, 8 de enero de 2013

Conner siempre persiguió el sueño de compartir tardes de ocio con Cayden...

El mayor del matrimonio Long, siempre imaginaba cómo jugaría al básket, al fútbol americano o cómo montaría en bicicleta con su hermanito pequeño.. Un sueño que haría realidad, pese a las adversidades...
Un niño corre triatlones, con su hermano que sufre parálisis cerebral

Con cuatro años no entendía como su hermano pequeño no podía moverse. Sus padres le explicaron que a los cuatro meses de nacer, los médicos descubrieron que Cayden padecía una parálisis cerebral, que genera rigidez de movimientos e impide a quien la sufre caminar o hablar.

La enfermedad de Cayden ha reforzado su relación con Conner. Con el paso del tiempo se ha convertido en su mejor amigo. El mayor de los Long se desvive por su hermano, ya sea cuidándolo, dándole de comer y, sobre todo, juegando con él.

Ahora, a sus siete años Cayden va a la escuela en autobús cada día como cualquier niño de su edad. “Tras el dolor inicial de ver que tu hijo no será como los demás, llegas a la conclusión de que él no ha de vivir recluido en casa, de que Cayden podía hacer muchas cosas, sólo era cuestión de voluntad. Si se quiere, se puede”, comenta Jenny Long, madre de Conner y Cayden.

A Conner le dolía no poder practicar deporte junto a su hermano hasta que un día el destino le dió una oportunidad. En la primavera de 2011, Jenny leía en la revista Sumner Parent un artículo sobre el Triatlón The Kids Nashville. Los ojos de Conner se iluminaron al ver a niños como él en el agua, encima de una bici y en plena carrera. “¿Puedo participar con Cayden?”, preguntó a su madre. El corazón de Jenny dio un vuelco. “Nunca le quieres decir que no a tu hijo, no supe qué contestar”, recuerda.

Jeff, padre de los Long, contactó con los organizadores. Esta prueba había tenido participantes con necesidades especiales como niños con diabetes o que les faltara algún miembro, siempre ayudados por alguno de sus padres, pero nunca por un hermano de corta edad. Los Long recurrieron también a Mandy Gildersleeve, un entrenador de triatlón juvenil de Florida, que les facilitó el material necesario para tomar la salida.

En junio de 2011 el sueño se convirtió en realidad. Conner se lanzó al agua para completar los 100 metros de natación. Una cuerda le unía con una balsa en la que viajaba Cayden. Luego llegaron cinco kilómetros en bici. Gildersleeve le acompañó en una moto, que llevaba enganchado un transportín con Cayden. Pero Conner quería pedalear con su hermano y cubrió los últimos metros con dicho transportín en la bicicleta.

Quedaba el último tramo. Casi un kilómetro de carrera. Conner se calzó los zapatillas, mientras sentaban a su hermano en un carrito. Zancada a zancada cubrió la distancia, mientras empujaba a su compañero de aventura. Eran dos hermanos felices.


La presencia de los hermanos Long se ha convertido en habitual en otras carreras. Ya han participado en 14 eventos, incluido un Iron Kids en Georgia. Siempre los dos juntos. Quizá pronto sean un equipo de tres. El pequeño Cooper (3 años) se perfila como un posible integrante del TeamLong Brothers. Por muchas medallas que cuelguen de su cuello, para Conner no hay mejor premio que ver feliz a su Cayden.

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