martes, 21 de agosto de 2012

¿UN MENSAJE INTELIGENTE DE OTRA CIVILIZACION?...

El 15 de agosto de 1977, hace 35 años, el radiotelescopio Big Ear, situado en Ohio (EE.UU), captó una extraña señal proveniente de la constelación de Sagitario. Ha pasado a la historia como la señal WOW! y es quiza la unica prueba de la existencia de vida inteligente mas alla de nuestro planeta...
35 años de la señal  WOW!

Eran exactamente las 22:16 de la noche en la Costa Este, cuando el ordenador del observatorio –un IBM 1130, con 1 MB de disco duro y 32 KB de memoria RAM, que convertía directamente los datos recibidos por el radiotelescopio a una serie de caracteres alfanuméricos– dejó escrito un código, “6EQUJ5”, que ha mantenido desde entonces en vilo a toda la comunidad científica internacional. 

La señal quedó registrada en el papel continuo de la impresora, pero pasaron un par de días hasta que Jerry Ehman, un investigador voluntario de la Universidad de Ohio, descubrió la señal escondida entre las columnas de números que registraba a diario el radiotelescopio.

Su sorpresa fue tal que, tras señalar con bolígrafo rojo el extraño código, escribió “Wow!”, la expresión de sorpresa que dió nombre al suceso en todo el mundo.

El código en cuestión correspondía a una supuesta señal de radio de exactamente 72 segundos de duración, correspondiente a la zona oeste de la constelación de Sagitario, la región del firmamento, que estaba analizando el radiotelescopio en ese momento.

La señal era de una intensidad 30 veces superior al ruido de fondo, que solía registrar Big Ear, y se trataba de la anomalía más intensa detectada nunca por un radiotelescopio. Los científicos estaban entusiasmados, pues estaban buscando exactamente una señal de este tipo. 

Ehman corrió a enseñar la señal captada por el radiotelescopio a sus superiores, el director del observatorio, John Krauss y su asistente Bob Dixon, que se mostraron igual de entusiasmados.

Al fin y al cabo, los científicos estaban buscando exactamente una señal de este tipo, pues trabajan para el proyecto SETI –del inglés Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre, que bajo el auspicio de la NASA, trataba (y sigue tratando, aunque sin el patrocinio de ésta) de analizar las señales electromagnéticas provenientes del espacio exterior en busca de señales inteligibles.

Para entender la excitación que causó en su día la “señal Wow!” hay que ahondar en las pretensiones científicas de aquella época. A principios de los 60, Philip Morrison y Guiseppe Cocconi, astrofísicos de la Universidad de Cornell, se preguntaron qué método utilizaría una posible civilización extraterrestre para contactar con otros seres inteligentes. 

Llegaron a la hipótesis de que los alienígenas usarían señales de radio, ya que estas requieren una energía relativamente pequeña para viajar a puntos muy alejados del espacio. Asumieron, además, que éstos serían lo suficientemente inteligentes como para elegir un mensaje que el resto de seres inteligentes pudieran entender, aunque hablaran por fuerza un lenguaje distinto. 

¿Se trataba de un mensaje creado ex profeso para establecer un contacto? La respuesta es un enigma que sigue sin respuesta.

En 1997 el radiotelescopio Big Ear fue desmantelado. Nunca volvió a registrar nada reseñable, y los científicos del SETI no pudieron explicar el origen de la trasmisión.
 
Se realizaron más de 100 estudios para explorar la misma región del espacio. Nadie volvió a encontrar nada fuera de lo normal. Pese a esto, 35 años después, la “señal Wow!” sigue siendo un misterio.

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