jueves, 6 de diciembre de 2012

Una historia llena de más magia, que de la saga de Harry Potter...

Esta maravillosa historia comienza en 1963, cuando Teller, el famoso mago del dúo Penn & Teller, estaba cursando los estudios del bachillerato.
Un truco de magia que tardó 34 años en completarse

En 1963, cuando Teller cursaba sus estudios del bachillerato, su profesor favorito, el Sr. Rosenbaum, bromista y mago aficionado, leyó a sus alumnos una historia poco conocida llamada “Enoch Soames”, escrita por el británico Max Beerbohm en 1916.
 
En la historia, Max Beerbohm, narra la trágica vida de un personaje llamado Enoch Soames, que vivió en 1890. Un escritor frustrado y mediocre, pero sumamente vanidoso y con ínfulas de ser una persona importante.

Un día, mientras Soames caminaba por las calles, se le apareció el diablo y le propuso transportarlo mágicamente al futuro, para que pudiera ir a la biblioteca más famosa del mundo y leer las reseñas históricas sobre su vida. La única condición era que Soames, debía entregarle su alma a cambio del viaje.

Confiado de que en el futuro, sus obras literarias serían estudiadas ampliamente, y pensando que sin duda algún día sería un autor famoso y reconocido mundialmente, Soames aceptó la propuesta a satanás.

Como por arte de magia, Soames fue transportado a la Biblioteca del Museo Británico de Londres, precisamente el 3 de junio de 1997 a las 2:10 de la tarde.

Para su sorpresa, Soames descubre que la única referencia a su nombre, que existe entre los catálogos de la biblioteca, es la de un personaje ficticio, en un cuento corto escrito por Max Beerbohm en 1916.

El día que Teller escuchó la historia, se le ocurrió una idea para un truco de magia, que lograría ejecutar 34 años más tarde. El día 3 de junio de 1997, una media hora antes de las 2:10 de la tarde, Teller se presentó en la Biblioteca del Museo Británico.

Dudaba que podría ejecutar su truco de magia, ya que no sabía cuantas personas habían leído el libro de Max Beerbohm, y mucho menos cuantas de ellas sentirían alguna curiosidad para estar presente a la hora precisa que el personaje de Soames, aparecería en la biblioteca.

Para su sorpresa, Teller se encontró con al menos doce personas que les había impresionado tanto la historia que se presentaron en la biblioteca, más por curiosidad que por otra cosa.

Una de ellas era una mujer llamada Sally, que había viajado desde California para estar ahí, y un ciudadano español, que apenas hablaba inglés y que había venido desde Madrid.

En ese momento Teller supo que su truco funcionaría. A las 2:10 PM exacto, un hombre vestido con ropa típica de finales del Siglo XIX, incluyendo una capa impermeable de la época se acercó al escritorio del bibliotecario y pidió ver los catálogos de libros.

Por unos minutos estuvo ojeando varios de ellos y después con un paso lento se dirigió al estante, donde reposaba el libro de Max Beerbohm. El misterioso personaje abrió el libro, y con una expresión de desencanto sacudió su cabeza, cerró el libro y desapareció entre los estantes de libros.

Las doce personas que conocía la historia se quedaron anonadadas. Sally le dijo a Teller “tuve que contener mis lágrimas cuando lo vi aparecer” . Teller simplemente sonrió.

Nunca le dijo a los presentes que durante varios meses había estado buscando un actor que tuviera las atribuciones físicas del personaje de Soames, o que había visitado decenas de tiendas de disfraces para encontrar una que tuviera la capa impermeable del mismo color que Beerbohm había descrito en su libro.

Tampoco le dijo que había ido a la biblioteca con un amigo, que le ayudó a esconder el actor entre los estantes de libros, para que apareciera mágicamente como si se materializara de la nada. El truco había funcionado.

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