sábado, 22 de septiembre de 2012

Hernando Guanlao es un hombre decidido de 60 años con una pasión: los libros...

Si sacas todos tus libros a la puerta de casa podrías esperar que desaparecieran en un momento,  pero un hombre de una barrio humilde de Manila lo intentó… y descubrió que su colección aumentaba.
Convierte su casa en una biblioteca

Hernando Guanlao, más conocido por el apodo de Nanie, ha creado una biblioteca informal e improvisada, en la puerta de su casa en el centro de Manila, con el propósito de contagiar a sus vecinos y compartir su pasión por la lectura.

La idea es sencilla: los lectores pueden llevarse tantos libros como quieran, durante el tiempo que quieran. Incluso de forma permanente. Como dice Guanlao: "la única regla es que no hay reglas".

Puede pensarse que la aventura terminaría en que todos sus libros acabarían por desaparecer.

Pero, al contrario, en los 12 años que lleva en marcha su biblioteca, su colección ha crecido en lugar de disminuir, a medida que recibía más y más donaciones.

"Me parece que los libros me hablan; eso es porque cada vez hay más" dice con una sonrisa. "Los libros me dicen que quieren ser leídos; quieren circular de mano en mano".

Guanlao comenzó su biblioteca en el año 2000, poco después de la muerte de sus padres. Quería honrar su memoria y se le ocurrió que la mejor forma de hacerlo era promover el hábito de lectura que él había heredado.
"Ví mis viejos libros de texto y se decidí compartirlos públicamente".
Así que puso los libros, apenas 100, en la puerta de su casa para ver si alguien quería pedir prestado alguno. Lo hicieron. Y a la hora de devolverlos, traían otros nuevos para añadir a la colección. Así nació la biblioteca.
A día de hoy Guenlao no sabe con certeza cuántos libros tiene, pero fácilmente pueden llegar a 2000 ó 3000, apilados en estantes y cajas frente a su casa; el coche hace tiempo que fue desplazado fuera del garaje y los libros invaden hasta la escalera interior.
 
La biblioteca no hace publicidad pero, de alguna forma, cada día se produce un flujo constante de personas que llegan hasta ella.
 
La biblioteca está abierta 24 horas los 7 días de la semana. La única protección con la que cuenta son unas fundas de plástico, no por seguridad, sino para aislar los libros de la lluvia.
 

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