Corre el año1889 y el mundo asiste a la inauguración de la Torre Eiffel,
una obra fuertemente criticada por la élite cultural de la época y hoy
convertida en el símbolo de la capital francesa, fue objeto de concursos, donde muchos quisieron imitarla...
La torre Eiffel de Londres
Desde Londres miraban a la torre Eiffel con otros ojos. Apenas
se hubo elevado hacia los cielos, muchos visionarios ya pudieron darse
cuenta de que no sólo estaba naciendo una gran torre de metal, sino que
en poco tiempo se iba a convertir en un símbolo único.
¿Por qué no hacer algo similar en Londres? Dicho y hecho, aunque a punto estuvieron de hacerlo, nunca se llevó a cabo tal
obra de imitación.
En la capital británica a punto estuvieron de tener su propia torre al estilo Eiffeel. En 1889 el gerente del ferrocarril metropolitano de Londres, Sir Edward Watkin, adquirió el parque de Wembley con la idea de montar un parque de atracciones sin igual. Como centro de todo el complejo que tenía en mente, pensó levantar una torre que rivalizara con la de París. Así que, sin pensarlo mucho, creó la The Tower Company Ltd., una empresa cuya primera actividad consistió en lanzar un concurso internacional de diseño de torres de metal.
Con todos los modelos, el ganador del concurso fue la obra de Stewart, Maclaren y Dunn. En ella, la originalidad brilla por su ausencia, casi todos los modelos
presentados eran simples variaciones sobre la genial torre francesa. La
única diferencia, si acaso, era que el modelo elegido sería mucho más alto que la torre Eiffel.
Finalmente, nunca llegó a construirse.
La obra comenzó sin mucho ánimo, porque el dinero por suscripción pública no funcionó nada bien y, para colmo,
la primera fase de construcción dió como resultado una estructura tan
pesada que los terrenos sobre los que se asentaba empezaron a
deslizarse.
La obra se detuvo y, a principios del siglo XX, se eliminó
todo rastro de la torre para dar paso al más famoso estadio de fútbol de Londres.
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