viernes, 12 de octubre de 2012

“Mo Yan”, seudónimo del escritor y novelista chino de 57 años llamado Guan Moye, resultó ganador del Premio Nobel de Literatura de este año 2012...

El escritor chino Mo Yan ganó el premio Nobel de Literatura 2012, anunció hoy Peter Englund, secretario permanente de la Academia Sueca en Estocolmo.
Mo Yan ganó el premio Nobel de Literatura 2012

Mo Yan ha recibido el premio Nobel de Literatura 2012 "por su realismo alucinante, que fusiona las narraciones populares, la historia y lo contemporáneo".

Nacido en una familia de agricultores de Gaomi, en la provincia de Shandong, en China, Mo Yan, trabajó en el campo y en una fábrica. En 1976 se integró al Ejército Popular de Liberación y durante ese tiempo empezó a estudiar literatura y a escribir. Su primer cuento fue publicado en una revista literaria en 1981. Su primer logro fue la publicación en 1986 de la novela "Touming de hong luobo", que fue traducida al francés en 1993.

Su novela "Hong gaoliang jiazu" publicada en 1987 y traducida en 1993 al inglés con el título de "Sorgo Rojo") fue adaptada exitosamente al cine en 1987. La película estuvo dirigida por el famoso cineasta chino Zhang Yimou.

Gracias a una mezcla de fantasía y realidad y a un enfoque históricos y social, Mo Yan, ha creado un estilo lleno de complejidad similar a las obras de William Faulkner y de Gabriel García Márquez. El escritor chino toma como punto de partida la literatura china antigua y la tradición oral.

Las baladas de ajo (fragmento) Una doctora vestida de blanco apareció en la puerta, con las manos protegidas por unos guantes de goma que le llagaban a la altura del codo, por donde resbalaba, principalmente, un reguero de gotas de sangre. El hombre corrió a su encuentro. -¿Qué ha sido doctora? -Una niñita. Al escuchar que era padre de una pequeña, el hombre se tambaleó un par de veces hasta caer de espaldas, golpeándose ruidosamente la cabeza contra las baldosas, que dio la sensación de romper. -¿Qué problema hay? – comentó la doctora.- Los tiempos han cambiado y las niñas son iguales que los niños. ¿De dónde proceden los hombres si no es de las mujeres?¿O es que salen de debajo de una piedra? Lentamente, el hombre se puso de pie, como si estuviera en trance. A continuación, comenzó a gemir y a sollozar, como si estuviera loco, y acentuaba sus llantos con gritos de reproche: -¡Zhou Jinhua, maldita mujer inútil, mi vida se ha arruinado por tu culpa! Sus gritos se unieron a los sonidos del llanto que se escuchaba en el interior: Gao Yang pensó que se trataba de Zhou Jinhua. La ausencia de llanto del bebé le desconcertó. Jinhua no habría sido capaz de ahogar a su propio bebé ¿Verdad? Entra ahora mismo – ordenó la doctora – y ocúpese de su esposa y de su hijo. Hay más personas esperando. El hombre se puso torpemente de pie y se arrastró hacia el interior. Unos minutos después salió con un fardo en la mano. -Doctora – dijo mientras se detuvo en el umbral de la puerta – ¿conoce a alguien a quien le gustaría tener a una niña? ¿Podría ayudarnos a encontrarle un hogar? -¿Pero es que en vez de corazón tiene una piedra? – preguntó enojada la doctora – Llévese a su hija y trátela bien. Cuando cumpla los dieciocho años puede conseguir al menos diez mil para ella.

Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://elcomercio.com/cultura/premio-nobel-literatura-mo-yan-china_0_790121007.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com

Las baladas de ajo (fragmento)

Una doctora vestida de blanco apareció en la puerta, con las manos protegidas por unos guantes de goma que le llagaban a la altura del codo, por donde resbalaba, principalmente, un reguero de gotas de sangre. El hombre corrió a su encuentro.
 
-¿Qué ha sido doctora?

-Una niñita.

Al escuchar que era padre de una pequeña, el hombre se tambaleó un par de veces hasta caer de espaldas, golpeándose ruidosamente la cabeza contra las baldosas, que dio la sensación de romper.

-¿Qué problema hay? – comentó la doctora.- Los tiempos han cambiado y las niñas son iguales que los niños. ¿De dónde proceden los hombres si no es de las mujeres?¿O es que salen de debajo de una piedra?

Lentamente, el hombre se puso de pie, como si estuviera en trance. A continuación, comenzó a gemir y a sollozar, como si estuviera loco, y acentuaba sus llantos con gritos de reproche:

-¡Zhou Jinhua, maldita mujer inútil, mi vida se ha arruinado por tu culpa!.
Sus gritos se unieron a los sonidos del llanto que se escuchaba en el interior: Gao Yang pensó que se trataba de Zhou Jinhua. La ausencia de llanto del bebé le desconcertó. Jinhua no habría sido capaz de ahogar a su propio bebé ¿Verdad?

Entra ahora mismo – ordenó la doctora – y ocúpese de su esposa y de su hijo. Hay más personas esperando.

El hombre se puso torpemente de pie y se arrastró hacia el interior. Unos minutos después salió con un fardo en la mano.

-Doctora – dijo mientras se detuvo en el umbral de la puerta – ¿conoce a alguien a quien le gustaría tener a una niña? ¿Podría ayudarnos a encontrarle un hogar?

-¿Pero es que en vez de corazón tiene una piedra? – preguntó enojada la doctora – Llévese a su hija y trátela bien. Cuando cumpla los dieciocho años puede conseguir al menos diez mil para ella.

Las baladas de ajo (fragmento)

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Las baladas de ajo (fragmento)

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Las baladas de ajo (fragmento) Una doctora vestida de blanco apareció en la puerta, con las manos protegidas por unos guantes de goma que le llagaban a la altura del codo, por donde resbalaba, principalmente, un reguero de gotas de sangre. El hombre corrió a su encuentro. -¿Qué ha sido doctora? -Una niñita. Al escuchar que era padre de una pequeña, el hombre se tambaleó un par de veces hasta caer de espaldas, golpeándose ruidosamente la cabeza contra las baldosas, que dio la sensación de romper. -¿Qué problema hay? – comentó la doctora.- Los tiempos han cambiado y las niñas son iguales que los niños. ¿De dónde proceden los hombres si no es de las mujeres?¿O es que salen de debajo de una piedra? Lentamente, el hombre se puso de pie, como si estuviera en trance. A continuación, comenzó a gemir y a sollozar, como si estuviera loco, y acentuaba sus llantos con gritos de reproche: -¡Zhou Jinhua, maldita mujer inútil, mi vida se ha arruinado por tu culpa! Sus gritos se unieron a los sonidos del llanto que se escuchaba en el interior: Gao Yang pensó que se trataba de Zhou Jinhua. La ausencia de llanto del bebé le desconcertó. Jinhua no habría sido capaz de ahogar a su propio bebé ¿Verdad? Entra ahora mismo – ordenó la doctora – y ocúpese de su esposa y de su hijo. Hay más personas esperando. El hombre se puso torpemente de pie y se arrastró hacia el interior. Unos minutos después salió con un fardo en la mano. -Doctora – dijo mientras se detuvo en el umbral de la puerta – ¿conoce a alguien a quien le gustaría tener a una niña? ¿Podría ayudarnos a encontrarle un hogar? -¿Pero es que en vez de corazón tiene una piedra? – preguntó enojada la doctora – Llévese a su hija y trátela bien. Cuando cumpla los dieciocho años puede conseguir al menos diez mil para ella.

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