Hector Flores ingirió el objeto mientras nadaba en una piscina y
que hacía ruidos extraños y molestos cada vez que reía, ya que el silbato se
había alojado en una arteria cerca de su pulmón.
Se tragó un silbato y pitaba cada vez que se reía
En un inicio, los doctores atribuyeron el problema un tema psicológico en el niño,
pero el padre, insatisfecho con el diagnóstico, filmó a su hijo
haciendo esos chirridos para presentar pruebas de que había algo más. Al
ver la cinta, los doctores le practicaron una endoscopía al pequeño Hector y fue ahí cuando hallaron el silbato. Hector Flores, Jr. está fuera de peligro y ya ríe con normalidad.
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