La muerte no tiene por qué ser un asunto sombrío, especialmente para
los vivos, y en un nuevo cementerio de Singapur, se puede despedir al
difunto al estilo de un concierto de rock o depositar las cenizas entre
luces y cánticos budistas.
Un lugar de descanso para los bolsillos pudientes
El camposanto más caro del mundo se llama Nirvana Memorial Garden y
se encuentra en Singapur. En él, basta con apretar un botón para que un
mecanismo coloque la urna llena de cenizas sobre un pedestal. Mientras,
una voz previamente grabada entona cánticos y bendiciones budistas. Por
ello, entre otros servicios, es considerado el cementerio más lujoso del
planeta.
Para que las familias puedan acceder al sepulcro durante sus
visitas, se les entrega una tarjeta magnética electrónica. Cuando la
urna de su familiar es colocada frente a la estatua de Buda, mediante
otro botón se ilumina en la oscuridad y sube a un piso superior para
quedar guardada. Una vez colocada la urna frente a un estatua de buda
llena de LEDS, la persona elegida toca otro botón y un sistemas de
láseres la ilumina en la neblina, simulando que el cielo se abre para
permitir la subida al Paraíso, que está en el piso superior, donde un
columbario guarda las urnas al estilo caja de seguridad de un banco.
Quién tenga la desgracia de haber pasado horas en un cementerio
occidental, convendrá en que son lugares que, además de aburridos, dan
mal ambiente, pero con un poco de luz y
color, las penas pueden ser menos.
El Nirvana Memorial Garden de Singapur es el cementerio del futuro. Un
lugar donde no sólo los muertos lo pasan muy bien, sino también sus
familiares. Y ayuda que seas budista, que son más desprendidos para
estos temas del cambio de mundo.
Cuando termine de ser construido, en 2011, tendrá capacidad para 50 mil
nichos y constará de 11 suites diseñadas conforme a los preceptos del
feng shui. Se estima que el costo total de la edificación será de
aproximadamente 22 millones de dólares.
La compañía encargada de su establecimiento planea inaugurar un
restaurante para servicio de los visitantes. También trabaja en un
sistema para enviar recordatorios vía correo electrónico. Éstos
sugerirán a las familias asistir a los aniversarios luctuosos y otras
fechas importantes.
En el Nirvana, a diferencia de la mayoría de las ceremonias fúnebres
budistas que siguen a la cremación, no hay ningún monje ronco agitando
un puñado de inciensos entonando cánticos bulliciosos.
El cementerio se encuentra ambientado con un novedoso sistema de luz y sonido, cuyo valor ronda los 2 millones de dólares.
Por supuesto el dinero no esta reñido con la religión, y también hay zonas destinadas a otras religiones.
Este no es un lugar para que la gente venga sólo una vez al año
para visitar a sus padres o familiares, ya que el entorno
ayuda a que los deudos vengan las veces que les sean posibles.
Porque no hay nada como descansar tranquilo y rodeado de lujos, aunque al final en el fondo de la fosa, llevaremos la misma vestidura..
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