La oreja de Van Gogh no fue víctima de un arranque de locura de su dueño, ni una simbólica ofrenda al martirio de un artista incomprendido, sino una simple mutilación en el transcurso de un duelo motivado por su atormentada relación..
La oreja de Van Gogh al fin descansará en paz
Según la versión oficial de los hechos, la que recogen las biografías
oficiales de Vincent van Gogh y su amigo y también pintor Paul Gauguin, donde indica que
el artista se arrancó la oreja en pleno arranque de locura. El pintor
postimpresionista, que había convencido a su admirado Gauguin para que
se mudara a Arlés con él, no soportó la marcha de su gran amigo a París,
después de una discusión.
Pero las investigaciones exhaustivas de dos historiadores alemanes que han
pasado los últimos diez años revisando los informes policiales de
aquella aciaga tarde, las declaraciones de testigos presentes y las
cartas de los dos artistas, Van Gogh no se automutiló. Fue Gauguin, un
experto espadachín, según los historiadores, el que en el transcurso de
la mencionada riña le asestó un navajazo, que le arrancó la oreja al
pintor.
En La oreja de Van Gogh: Paul Gauguin y el Pacto de Silencio, Hans
Kaufmann y Rita Wildegans, sostienen que la versión oficial, fue
básicamente una mentira que ambos artistas pactaron, al darse cuenta que
la verdad era demasiado complicada, para que un tercero la comprendiera.
La amistad entre estos dos genios de la pintura es digna de un serial
televisivo. En 1888 Van Gogh convenció a Gauguin para que se mudara con
él a la casa amarilla que tenía en Arles. Pasaron todo el otoño pintando
juntos y discutiendo sobre arte, pero poco a poco fue empeorando debido
a sus particulares caracteres y a los problemas mentales de Van Gogh.
Los problemas se sucederían hasta la marcha de Gauguin a París a finales
de ese año.
Los historiadores alemanes no tienen claro si Gauguin quiso herir
intencionadamente a su amigo o si en el calor de la refriega se le
escapó un navajazo, pero lo que sí están convencidos es que hicieron un pacto: lo
sucedido entre ambos quedaría como un secreto, para que Gauguin no fuera a
prisión, lo que explicaría que el herido no acudiera al hospital, pero
prolongaría hasta nuestros días el mito sobre la oreja de Van Gogh.
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