Y fue entonces que el Dr. Wood tomó varios tallos y mandó uno a Londres. Esos pequeños tallos fueron puestos en una caja y se fue a La Casa de la Palmera en el Real Jardín Botánico de Kew. Allí se quedó, sola, durante los siguientes 98 años.
Llamado Encephalartos woodii, en honor al Dr. Wood, es una cícada. Las cícadas son un orden muy antiguo de las plantas y esto convierte a esta, aún en Londres, en uno de los últimos árboles de su tipo en el planeta y la última en crecer en estado salvaje.
Hace doscientos millones de años, las cícadas estaban en todas partes. Los bosques de cícadas iban desde Groenlandia hasta la Antártida. Los grandes dinosaurios se alimentaban con ellas.
El problema es que estos árboles no se pueden fertilizar a sí mismos. Algunas plantas contienen partes masculinas y femeninas en el mismo espécimen. Pero no en el E. woodi, ya que necesita una pareja para reproducirse.
Cuando una cícada está lista para reproducirse, le crece un largo y colorido cono con polen o semillas. La forma de señalar que está preparada es emitiendo calor u olores atrayentes a los polinizadores. Una vez fecundado, el cono es devorado por animales, como por los dinosaurios y pterosaurios a murciélagos, pájaros.. etc.
Los investigadores han explorado el bosque de Ngoya y otros bosques africanos, buscando un E. woodii que pudiera aparearse con el de Londres. No han encontrado ni un solo espécimen. A menos que exista en algún sitio una hembra, E. wodii nunca se apareará con una de su especie. Puede ser clonado, puede tener una aventura ocasional con una especie cercana, pero el árbol que se encuentra en Londres no puede producir una descendencia real.
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