James Byrne, de 29 años, le injertaron en la mano el dedo gordo de su pie, después de haberse roto su pulgar, mientras aserraba un trozo de madera en su taller.
Un dedo nuevo para su manoLa vida de James Byrne cambió en diciembre del año pasado, cuando un accidente de carpintería lo dejara sin su pulgar izquierdo. Los cirujanos habían tratado de primero coser el dedo original, pero no fluía la sangre a pesar de meses de tratamiento, así que no hubo otra opción que utilizar el dedo del pie.
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