Elijah Bond, nacido en 1847, fue un ex combatiente sureño en la Guerra de Secesión estadounidense, que se lo conoce porque después de la guerra civil, ejerció como abogado, un hombre de negocios e inventor.
Genio y figura hasta la sepultura
Seguramente nunca han oído hablar de este abogado, pero si les recuerdo los diversos patentes a su nombre, como la registrada en la Oficina de Patentes de USA, con el número de patente 446.054, pués me dirán quién es este hombre.
Este abogado fue el invento del "juego o juguete" de la tabla ouija, el 10 de febrero de 1891. Pero lo que quiero contarles hoy, es una historia que ocurrió en la mismísima tumba de este señor Bond.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1ocIPNLH91KL4RePczqkiubdE_493wxRzwARidfbhnjan_2Ve64ZzjfRcRFdR1mtLrhieKtpU14-4Q1johbXvh7XwUwCY1ddh9snzlmofGHe4OXSsYWNp7LX6RgMSlYX7bQVgUt3v2Zwm/s640/01.jpg)
Si la lápida parece nueva, es porque realmente es nueva. Sucede que al
señor Murch se le ocurrió rendirle un homenaje, al hombre que patentó la
tabla ouija y mandó a hacer una lápida con ciertas características poco comunes: De un lado de la tumba se observa la inscripción usual y del otro lado se ve la famosa tabla ouija.
Lo crean o no, es la tumba del creador de la ouija. No sé si el señor Bond tendrá descendientes que puedan sentirse
chocados por esto, pero en los cementerios de USA, una persona
cualquiera puede hacer colocar lo que le venga en gana en la tumba de
quién sea. Hasta nos puede dar un tremendo susto si algo de pronto se mueve.
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