Una chica nigeriana, de 34 años, que llegó hace un mes cargando con sus dos hijos, fue desalojada de la casa donde vivía porque lo que conseguía en la calle y en los clubs no le alcanzaba
Desde que pisó España, en el 2002, la chica ha trabajado como prostituta, primero en clubs y luego, en la calle. Durante los primeros años, el dinero era utilizado para pagar una deuda de 33.000 euros que contrajo con la madame, una coyotera que la ayudó a atravesar África.
Cuando salió de Nigeria nunca pensó que su vida sería esta. Conoció a esa mujer y le prometió que trabajaría como camarera. Pero el día que llegó a España, cuando le dieron un una blusa escotada y falda corta supo que a partir de entonces trabajaría como prostituta.
Entonces, le pagaba a la madame 3.000 euros al mes. Ese contrato era sagrado, tan sagrado que fue sellado con un ritual de vudú, allá en África. Si no pagaba, moriría. Al saldar la cuenta, se liberaba de la maldición. Por eso, nunca pensó que la explotaban. Ahora tiene miedo a que si la agarra la policía en la calle, la deporten y la regresen a Nigeria, ya que si pisa África morirá.
Nadie entiende porqué un ritual de vudú puede marcar la vida y muerte a las personas, aunque eso logra paralizar a estas mujeres, callando recuerdos y horrores que sufren, en un viaje que poco a poco, les han ido despojando de la autoestima y de sus sueños.
No creemos en el vudú, pero muchas de estas mujeres sí creen y viven aterrorizadas. Aún cuando el poder del vudú no llegue a suelo europeo, pero se queda en África.
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