Nueve años después y tras haber sido trasladado a la planta química de Kodak en Tennessee, se volvió a topar con los cianoacrilatos monómeros. Supervisaba el trabajo en un diseño experimental de polímeros resistentes al calor para toldos de aviones. Nuevamente parecía ser un dolor de cabeza el material, pero Coover al fin notó que había algo interesante en el mismo.
Se dió cuenta que estos adhesivos tenían propiedades únicas en el sentido de que no necesitaban calor o presión para pegarse y que la unión era inmediata y extremadamente resistente. Hicieron pruebas de laboratorio con distintos objetos y todos los que utilizaron quedaban unidos de manera permanente.
Ahora, consciente de que se trataba de algo importante, patentó el producto como “Alcohol-Catalyzed Cyanoacrylate Adhesive Compositions/Superglue” y comenzó a afinarlo para iniciar su comercialización.
Rápidamente el pegamento se hizo popular y comenzó a ser conocido como “Super Glue” y Coover saltó a la fama, siendo invitado a programas de televisión para demostrar la fuerza de su adhesivo instantáneo usando apenas una sola gota.
Más adelante, durante la Guerra de Vietnam, los cianoacrilatos fueron utilizados para el tratamiento de las heridas que presentaban los soldados. Los cirujanos en terreno comenzaron a implementar la sustancia rociándola sobre heridas abiertas, consiguiendo frenar de inmediato el sangramiento y facilitando su traslado de los pacientes a instalaciones médicas para ser tratados de manera adecuada.
Posteriormente obtuvo la aprobación por parte de la FDA para darle ciertos usos médicos, como volver a unir venas y arterias en operaciones, sellar úlceras sangrantes, detener el sangramiento incontrolable de algunos órganos blandos o el uso durante cirugías dentales.
Coover alcanzó a recibir la Medalla Nacional de la Tecnología y la Innovación en 2010, poco antes de morir el 26 de marzo del 2011. Llámese como se llame, seguro que todos tuvimos “problemas” con su eficacia a la hora de pegar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario