UN DÍA EN UN CLÁSICO DEL ASTILLERO
Con vaso en mano y una radio de a dólar en la otra, me dispuse a ver el clásico en la Carlitos Muñoz
El busetero me dejó cómo a dos manzanas del estadio, dizque había vigilabtes por su lado haciéndoles muecas porque ya les toca. Pero como la voluntad no me la quita nadie, me bajé en medio de tramitadores y vendedores de llapingachos que me agarraban cuál Montanero en el área. Después de varios quiebres y gambetas a varios coleros me dispuse hacer fila interminable por cierto, que parecía consulado norteamericano.
Recién comidito del mediodía, me di fuerzas para trepar una reja de seguridad y cuando estaba del otro lado, no me percato que un policía a caballo, me dio tal toletazo en el espinazo que aún tengo la marca, como si fuera una vaca del famoso camal.
A pocos metros, me metí en la fila y no me solté hasta que llegué a la puerta de ingreso a la general sur. Claro que me revisé los bolsillos por si acaso no me hayan trabajado los amigos de lo ajeno. Ya en las gradas, me senté junto a un bollero, que me vendió un suculento pedazo de verde con pescado, que desde que me senté no me sacaba los ojos de encima y me pedía a gritos una mordida.
A pocos metros, me metí en la fila y no me solté hasta que llegué a la puerta de ingreso a la general sur. Claro que me revisé los bolsillos por si acaso no me hayan trabajado los amigos de lo ajeno. Ya en las gradas, me senté junto a un bollero, que me vendió un suculento pedazo de verde con pescado, que desde que me senté no me sacaba los ojos de encima y me pedía a gritos una mordida.
La gente se fue juntando hasta reventar. Ya no entraba ni un alfiler. Parecía la Metrovía. La hinchada presente entonaba las canciones del ídolo. Crecía la emoción por ver el partido. Los globos, las banderas y el papel picado que nunca faltan en los encuentros de los domingos, poniéndole colorido a todo el monumental.
Por fin, empezó encuentro tres minutos después de las cuatro. Los gritos y los cánticos de lado y lado no dejaban de alentar a sus equipos. Ya en el entretiempo, El Balet azul, tomó las riendas del segundo tiempo y pusó contra las cuerdas al ídolo. La lucha electrica y más las variantes tuvo su recompensa al final: EMELEC ganó con sobra de méritos. La gente estaba tranquila pero con bronca. Me dejó un nudo en la garganta tal situación. Nunca me imaginé que botaría al tacho ocho dólares que me costó la dichosa entrada a la general.
El partido finalizó y me retire del estadio. La próxima vez será. Otra vez será.
El partido finalizó y me retire del estadio. La próxima vez será. Otra vez será.
Saludos, está chevere tu página, enviame tu correo, para escribirte y avisarte de novedades, estuvimos reunidos hace 2 semanas, con Sol, Kapote, Alex, Miss Sarajevo, así te invitamos y te nos unes, para conversar un rato.
ResponderEliminarHola superbacán, interesante tu blog.
ResponderEliminarCuando puedas enviame tu direccion de msn, para comunicarte de las reuniones informales q sabemos realizar.
Saludos